La mediación familiar es cada vez más habitual entre los servicios que ofrecen los Despachos de Abogados.
Como bien saben los abogados de familia, la vida nunca es predecible cuando los aspectos emocionales y financieros más íntimos de la vida de las personas se exponen al escrutinio y quedan bajo ataque (real o percibido).
Por eso es importante disponer de más de una opción diferente para intentar resolver las diferencias sin que tenga que entrar en juego el litigio como única vía de solución.
Despachos de abogados como el nuestro, ofrecen entre sus servicios el de mediación familiar para poder ofrecer a sus clientes una alternativa a la vía judicial a la hora de resolver los conflictos familiares.
Muchos clientes no quieren dar el paso de denunciar y simplemente están interesados en saber qué camino es el mejor para ellos.
Si realmente queremos hacer lo que es mejor para el cliente, tenemos que hablar con ellos y escuchar sus historias, sus objetivos, sus esperanzas y sus temores, y luego identificar cuál es el mejor camino a seguir.
Esto depende de una serie de factores, como la capacidad de comunicación de la pareja, el nivel de confianza, los equilibrios de poder en la relación y si ha habido algún tipo de abuso verbal o físico.
Cuando la relación es equilibrada, la comunicación es buena y hay confianza, a menudo es posible que los clientes resuelvan sus dificultades con un mínimo de intervención legal, lo que a veces se conoce como acuerdos de mesa. En estos casos, los clientes necesitan asesoramiento, pero tienden a llegar a un acuerdo por sí mismos. Se requiere un contrato vinculante en forma de acta de acuerdo, pero puede completarse sobre la base de una «implementación solamente» con una intervención mínima.
Cuando se necesita un mayor nivel de intervención, la mediación suele ser una buena opción.
Es importante señalar que los mediadores no actúan en nombre de ninguna de las partes. Su papel es facilitar las discusiones constructivas directamente entre dos individuos para ayudarles a alcanzar una resolución mutuamente aceptable.
Al igual que con los acuerdos de sólo aplicación, la mayor parte del control corresponde a los individuos, y no a sus abogados. Para que la mediación familiar funcione, los clientes deben ser capaces de sentarse en una sala con el otro y comunicarse de forma respetuosa.
Puede ser difícil sentarse en una sala con una pareja recién separada, sobre todo si la confianza personal ha disminuido como consecuencia de la separación y los motivos que la motivaron. Sin embargo, cuando los clientes pueden adoptar la vía de la mediación familiar pueden asegurarse, a pesar de su separación, de que no han perdido la capacidad de comunicarse directamente entre sí. Esto puede ser especialmente importante cuando tienen hijos.
Principales ventajas de la mediación familiar versus juicio
- Es voluntario. Se trata de un proceso voluntario al que se someten las partes sin que nadie esté obligado. La dirige un mediador profesional neutral y cualificado para gestionar los conflictos y su resolución por esta vía.
- Es un proceso más rápido y corto. Se inicia desde el momento en que lo piden las partes y dura lo que ellas estipulan.
- La mediación es más barata por su limitación en el tiempo y porque no son obligatorios ni abogado ni procurador.
- El mediador no es un juez. La función del mediador es orientar a las partes sin juzgar para que alcancen un acuerdo según sus intereses y necesidades.
- Todos ganan: el acuerdo final lo crean las partes por lo que es beneficioso para ambas porque es el resultado de su negociación y ninguna está obligada a suscribirlo si no le convence o no incorpora todo lo que cree necesario.
- La confidencialidad (durante y después): todo lo que se habla en la mediación familiar así como la documentación que se aporta es confidencial. La confidencialidad se extiende al mediador y a las partes y ni siquiera se podrán usar los temas tratados en un juicio posterior.
- Flexibilidad: la mediación se puede terminar en cualquier momento a petición de cualquiera de las partes sin dar ningún tipo de explicación, con acuerdo o sin acuerdo.
- Tiene la misma validez legal que un juicio. La validez del acuerdo que se alcance en una mediación familiar está plenamente garantizada. Tiene validez legal y es de obligado cumplimiento para las partes.
Cuando no es posible la mediación familiar.
No siempre es posible que los clientes resuelvan los asuntos de una manera que implique una comunicación directa. Puede haber una ruptura de la confianza o un daño a un nivel que impida cualquier tipo de discusión. En estos casos, es posible recurrir a la negociación tradicional con un abogado.
En ocasiones, por muy constructiva que sea la discusión, se llega a un punto muerto. Ya sea en relación con un punto concreto o con el conjunto de los asuntos, es posible remitir un asunto a un árbitro familiar especializado si es necesario pedir a un tercero que tome una decisión. En última instancia, sin embargo, si no se puede llegar a un acuerdo y se mantiene el estancamiento, o hay una falta de compromiso por una de las partes, los tribunales están ahí para proporcionar una forma de avanzar hacia la resolución global. A veces, surgen cuestiones urgentes en torno a la necesidad de protección, ya sea de una de las partes o de un niño, y el tribunal es la única vía realista.
Los abogados de familia han estado orientados a buscar resultados para los clientes en función de sus derechos legales, y es importante que los clientes sean conscientes de sus derechos dentro del marco legal, pero debemos escucharlos y saber cómo ayudarlos a alcanzar soluciones que se ajusten a sus propias necesidades, tanto con el proceso como con el resultado.
Si quieres saber en qué casos es posible aplicar la mediación familiar y en qué consistiría, contacta sin compromiso con uno de nuestros abogados de familia en Madrid.